
El tiempo no pasaba en el asiento trasero de ese cutre coche. Ella le hacía una felación a su cliente con suma profesionalidad, sin embargo, su mente no estaba allí, su mente recordaba los días en los cuales era una niña soñadora, con ilusión, futuro y objetivos en la vida. Su vida se desplazaba por una recta ascendente pero un día, sus padres murieron. Ella quedó en manos de su tío Galindo, o como el se autodenominaba, hijo de la patria y leal defensor del generalísimo Francisco Franco. Más de una paliza le costó mostrar sus ideas que, según su tío, eran propias de quemaconventos, comunistas y terroristas. Un día se escapó para ir a ninguna parte. Desde los 17 años se dedicó a coger experiencia como prostituta. Para comer algo decente primero debía comer lo indecente. A menudo solía subir a la montaña y construir ciudades a las hormigas, eso le hacía creer que controlaba algo de su vida. Hacía todo lo posible para salir de esa espiral que estaba destruyendo su vida, pero cada vez que conseguía algo, el vodka de tres euros de Mercadona destruía su vida de nuevo. Y allí estaba de nuevo, en la calle, sentada en una esquina; la gente la mira, la ignora; muchos la desprecian; es una persona que muere poco a poco y fracasa; la Luna llora.
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" De la gracia creada por el roce de la rosa,
surge esta historia"
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