29 mayo 2014

Partitura abismal

Para ti, no por ti, porque lo hago por mí.





 Te enfrentas a mí, sensual, sin ni siquiera saberlo,
bailando un maligno vals de lúgubre música
mientras árboles negros caen sobre tu complejidad;
y tu belleza transforma esta escena en algo siniestro.
Las notas se deslizan entre tus hombros de piel y seda
y te guian hacia mi mente, donde serás eternidad.

Y toco intentando describir toda tu inmensidad
inocentemente, como si una guitarra terrenal
pudiese describir la perfección que nunca antes
habitó este mundo.
Pero sigo deslizando mis dedos entre las cuerdas
como si lo hiciesen entre la gloria de tus entrañas.

Y el tempo nos acerca y ya siento el calor de tu aliento
que acaricia con una inocente travesura mi mentón.
Tu cuerpo, magnético, me atrae hacia ti y el mío
ya pide a gritos nuestra fusión envuelta de perversión.
Intento abrazar tus hombros pero no puedo;
es evidente que no es suficiente esta triste canción.

Abro los ojos y ya no siento tu presencia más allá
de tu reminiscencia rozando mi tez en forma de viento.
Solo queda el regusto de un sueño y el abismo ante mí
y solo piensto en gritar a los dioses que me dejen vivir.
Y en mis manos no hay ni guitrarra ni tus cálidas entrañas,
tan solo mi patetismo y una viscosa mediocridad.

1 comentario:

  1. Me ha parecido una preciosidad. El sentimentalismo enlazado junto con su toque sensual hace que cualquiera se recree en tus versos. Es como si hablaras de una dama convertida en lo abstracto de la música materializándose en una caricia.

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