27 febrero 2011

La malvada criatura.

Dicen las leyendas de una cultura que solamente de oídas conozco que hace ya unos cuantos siglos existían unas criaturas que propagaban el terror allí donde habitaban. Estas criaturas son hijas de brujas cuya característica principal es que lucen una larga y frondosa blanca cabellera.
Esta historia es la de un hombre, un hombre que vivía en el centro de un bosque con la única compañía de nadie. Un día fue al mercado y allí vio una bella yegua plateada y tanto fue la necesidad para desplazarse como la perfección de dicho animal que decidió adquirirla. Volvió a casa cabalgando como el más poderoso de los caballeros, llegó, abasteció a la bellísima yegua de comida y finalmente se fue a dormir. Con el tiempo no pudo evitar hacerse inseparable de la yegua a la cual aprendió a amar por encima de el mismo pero todo no iba tan bien. Ya varias noches se sucedían en las cuales el hombre no podía dormir plácidamente ya que en sueños se le aparecía la temida criatura de blancos cabellos y le hacia todo tipo de torturas hasta que despertaba. Tanto era el terror y la angustia de este buen hombre que no pudo evitar coger su amada yegua y partir, partir sin tumbo y huir de ese lugar. Cabalgó y cabalgó sin descanso, por montes, ríos y praderas hasta que por una parte el cansancio de la yegua y por otro que la noche ya llegaba decidió pedir hospedaje a un leñador de la zona el cual aceptó. El hombre pensaba que por fin había escapado de su tortura, la maldita criatura, pero no fue así. Esa noche volvió a pasar lo mismo de siempre y no pudo evitar gritar en sueños lo cual atrajo al leñador. El leñador entro asustado con su hacha y allí vio la criatura besando al hombre y no permitiéndole respirar lo cual provocaba el malestar y los sollozos del buen hombre. El leñador sin dudar partió a la criatura de un hachazo acabando con el terror del hombre el cual durmió el resto de la noche plácidamente. Al día siguiente el hombre salió fuera y vio allí su yegua, partida en dos trozos, y él, destrozado, comprendió que la horrible criatura en realidad era su más amado bien, su yegua. Y viendo que había perdido su motivo de vida se mató a el mismo creyendo que nada que ocurriera le haría continuar viviendo.
Al morir el hombre la malvada criatura vio hecho su objetivo y la alma que continuaba viva en el cuerpo muerto se fue al infierno para volver en forma de bruja, bruja que tendría una hija que otra historia similar empezará.

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