mueren las ganas, me invade el sopor,
entonces llega un asunto mayor,
entonces llega una siesta severa.
Entro en mi habitación, la cama
espera, lento me acerco, me acuesto.
Perfecto palacio mullido es esto,
gran ceporro es quien a la siesta no ama.
Ya sueño, ya con quien más amo vuelo,
Aquí no hay chascos, ni muerte, ni dolor.
Aquí río, las nubes son mi suelo.
Miro las flores de infinito color,
este gran paraíso es mi consuelo
cuando la vida me deja mal sabor.
La siesta nos acoge siempre con los brazos abiertos.
ResponderEliminarMe gustó el soneto y su tono
Saludos
Muy bueno ese tono desenfadado.
ResponderEliminarSoy ya, como tú del mío, seguidor de tu excelente blog (josemp1961 en silueta gris)
Un abrazo bloguero
Adoro las siestas, adoro ese olor de la tarde de sábado cuando ella me abraza, y se siente como tus nubes.
ResponderEliminarPrecioso!
Un beso!
Sencillamente genial. Fantástica oda a la siesta. Casi se puede sentir la sensación de un tenue arrullo que te invita a cerrar los ojos.
ResponderEliminarMe encanta que le hayas puesto letra a ese placer que nadie parece registrar, amo las siestas, especialmente cuando el aroma de la lluvia
ResponderEliminarEstercita
Desde luego que es un verdadero placer. Y además necesario en las tardes de caluroso estío.
ResponderEliminarSaludos.
felicitaciones, a mi me cueta mucho intentar hacer algo parecido a soneto, y a ti te resulta natural, tienes duende!!
ResponderEliminarla siesta por este lado del mapa no se estila mucho, somos trabajólicos en esencia, auqnue antes de la llegada de la modernidad se hacía en los campos y enlos pueblos pequeños, pero ahora , es casi un lujo poder disfrutarla
un abrazo grande desde Chile
te sigo y enlazo
Me gusta la siesta
ResponderEliminarme gusta el poema
me gusta tu blog Sergio
bonito soneto
un abrazo
Divertido soneto Sergio, jocoso y despatarrao.
ResponderEliminarLo peor de la siesta es cuando la báscula empieza a subir. Ay.
Si es que la vida es mu desgraciá. No puede uno disfrutar apenas de todo lo bueno que se encuentra.
Pero me ha gustado tu entrada. Y la he disfrutado, sin ningún inconveniente.
Me encanta...
ResponderEliminarYo soy el vivo ejemplo de lo que es no poder tomar la siesta como Dios manda: me levanto con un dolorazo de cabeza, que no veas. Y ni hablar de mi humor. Es algo tremendo, jajaja. Y vergonzoso.
ResponderEliminarUn placer pasar a visitarte, Sergio.
También te sigo.
Un besazo.
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ResponderEliminarEl maravilloso mundo de lo intangible
ResponderEliminarDicen que los españoles no somos grandes inventores, yo considero que la siesta es uno de los mayores inventos que la humanidad haya podido producir. Gran cantidad de extranjeros nos toman el pelo con ella, pero en cuanto llegan a España, son incapaces de pasar un día sin dormirla.
ResponderEliminarMuy bien por ese soneto, Sergio.
Un abrazo.